Podemos intelectualmente entender este hecho, pero emocionalmente es imposible proyectar la nada misma. Cada persona elige como lidia con este hecho.
Este libro me mantuvo meditando, no puedo dejar de pensar en todo lo que me hizo reflexionar en su momento y que ya no recuerdo. Unas gafas que miran una vida deslucida, un espejo opaco, pero muy reales.
Sartre no decepciona. Una bomba existencialista. Definitivamente Sartre juega un papel importante en poner en orden las ideas de los que buscamos cierto sentido a nuestra existencia en el plano intelectual. Sartre estira su capacidad narrativa y se atreve a meterse en la piel de personajes bastante diferentes a los que se suelen ver en sus libros, pero manteniendo su estilo. Mi relato favorito ha sido el de La Infancia de un Jefe.
JODER, que ya estoy muerto. Definitivamente, gran libro. No te queda duda de sobre que trata este 'movimiento' o corriente despues de leer el libro.
Pero conserva la misma voz. Te hace entender que todos somos iguales por dentro de cierto punto solo que tenemos diferentes maneras de expresarlo.
Vale la pena comprarlo si lo ves aunque este caro, si no, yo te lo pago. El muro de Sartre, esta conformado por 5 novelas cortas. Un final increible que te toma desprevenido y te impacta. Mi opinion sobre "Erostrato": Wooow ame esta historia!! Sartre crea un personaje con una mentalidad misandria odio a todos los hombres este personaje tiene problemas mentales, emocionales y trastornos sexuales. Me gusta que la historia es demasiado cruda y seca. La recomiendo como una lectura un poco diferente.
Estaba solo. Era su muerte lo que Tom acababa de tocar sobre el banco. A partir de ese momento no cesaron los disparos. Dos soldados lo tomaron por las axilas y lo pararon. Cuando quise salir el subteniente me detuvo:. Todos sus gestos estaban calculados para darle el aspecto de una bestia viva y feroz. Vinieron a buscarme y me llevaron ante los dos oficiales. El falangista llevaba bigote. Era para hacerles una jugarreta. Los imaginaba levantando las piedras de las tumbas, abriendo una a una las puertas de las criptas.
Dos o tres tipos me interpelaron. Al anochecer echaron al patio una docena de nuevos prisioneros. Me dijo:. Era idiota. En Le mur , Muy bueno. Jean Paul Sartre. Cuentos y relatos. Me levant y camin hasta el montn de carbn. Tom se sobresalt y me lanz una mirada rencorosa; se irritaba porque mis zapatos crujan. Me pregunt si tendra el rastro tan terroso como l; vi que tambin sudaba. El cielo estaba soberbio, ninguna luz se deslizaba en ese sombro rincn y no tena ms que levantar la cabeza para ver la Osa Mayor.
Pero ya no era como antes; la vspera, en mi calabozo dei arzobispado, poda ver un gran pedazo de cielo y cada hora dei da me traa un recuerdo distinto. A la mafiana, cuando el cielo era de un azul duro y ligero pensaba en algunas playas dei borde dei Atlntico; a medioda vea el sol y me acordaba de un bar de Sevilla donde beba manzanilla comiendo anchoas y aceitunas; a medioda quedaba en la sombra y pensaba en la sombra profunda que se extiende en la mitad de las arenas mientras la otra mitad centellea ai sol; era verdaderamente penoso ver reflejarse as toda la tierra en el cielo.
Pero al presente poda mirar para arriba tanto como quisiera, el cielo no me evocaba nada. Prefer esto. Volv a sentarme cerca de Tom. Pas largo rato. Tom se puso a hablar en voz baja. Necesitaba siempre hablar, sin ello no reconoca sus pensamien-. Pienso que se diriga a m, pero no me miraba. Sin duda tena miedo de verme como estaba, gris y sudoroso: ramos semejantes y peores que espejos el uno para el otro.
Miraba al belga, el viviente. En cuanto a m, no com prendo. Me puse tambin a hablar en voz baja. Miraba al belga. Haba alrededor de Tom un olor terrible. Me pareci que era ms sensible que antes a los olores. Dije irnicamente: -Comprenders dentro de un momento.
Quiero tener valor, pero es necesario ai menos que sepa Escucha, nos van a llevar ai patio. Los tipos van a alinearse delante de nosotros. Cinco u ocho. No ms.
Sern ocho. Les gritarn: iApunten! Y ver los ocho fusiles asestados contra m. Pienso que querr meterme en el muro. Empujar el muro con la espalda, con todas mis fuerzas, y el muro resistir como en las pesadillas. Todo esto puedo imaginrmelo. Sabes que tiran a los ojos y a la boca para desfigurar -agreg malignamente-.
Ya siento las heridas, desde hace una hora siento dolores en la cabeza y en el cuello. Pero, c:despus? Yo comprenda muy bien lo que quera decir, pero no quera demostrarlo. Se puso a hablar consigo mismo; no sacaba los ojos dei belga. Yo saba lo que haba venido a hacer; lo que pensabamos no le interesaba; haba venido a mirar nuestros cuerpos, cuerpos que agonizaban en plena salud.
Me d1go: despus no hay nada ms. Hay momentos en que cas1 llego Veo mi cadver; eso no es difcil, pero no soy yo quien lo ve con mis ojos. No estamos hechos para pensar en eso, Pablo. Puedes creerme; me ha ocurrido ya velar toda una noche esperando algo. Pero esto, esto no se parece a nada: esta nos coger por la espalda, Pablo, y no habremos podido preparamos para ello. Quieres que liame un confesor?
No respondi. Ya haba notado que tena tendencia a hacer el profeta, y a llamarme Pablo hablando con una voz blanca. Eso no me gustaba mucho; pera parece que todos los irlandeses son as. Tuve la vaga impresin de que ola a orina.
En el fondo no tena mucha simpata por Tom, y no vea por qu, por el hecho de que bamos a morir juncos, deba sentiria en adelante. I-Iaba algunos tipos con los que la cosa hubiera sido diferente. Con Ramn Gris, por ejemplo. Pera entre Tom y Juan me senta solo. Por lo dems prefera esta, con Ramn tal vez me hubiera enternecido.
Pera me senta terriblemente duro en ese momento, y quera conservarme duro. Continu masticando las palabras con una especie de distraccin. Hablaba seguramente para impedirse pensar. Ola de lleno a orina como los viejos prostticos. Naturalmente, era de su parecer; todo lo que deca, yo hubiera podido decirlo: no es natural morir.
Y luego desde que iba a morir nada me pareca natural, ni ese montn de carbn, ni el banco, ni la sucia boca de Pedro. Slo que me disgustaba pensar las mismas cosas que Tom. Y saba bien que a lo largo de toda la noche, dentro de cinco minutos continuaramos pensando las mismas cosas ai mismo tiempo, sudando y estremecindonos ai mismo tiempo.
Le miraba de reajo, y, por primera vez me pareci desconocido; llevaba la muerte en el rastro. Estaba herido en mi orgullo: durante veinticuatro horas haba vivido ai lado de Tom, le haba escuchado, le haba hablado y saba que no tenamos nada en comn. Y ahora nos parecamos como dos hermanos gemelos, simplemente porque bamos a reventar juntos.
Tom me tom la mano sin mirarme: -Pablo, me pregunto.. Desprend mi mano, y le dije: -Mira entre tus pies, cochino. Haba un charco entre sus pies y algunas gotas caan de su pantaln. No siento nada. El belga se aproxim y pregunt con falsa solicitud: -2Se siente usted mal? Tom no respondi. Pera no tengo miedo. Les juro que no tengo miedo. Tom se levant y fue a orinar en un rincn. Volvi a botonndose la bragueta, se sent y no dijo una palabra. Los tres! Tena los gestos de un vivo, las preocupaciones de un vivo; tiritaba en ese stano como deban tiritar los vivientes; tena un cuerpo bien nutrido que le obedeca.
Nosotros casi no sentamos nuestros cuerpos -en todo caso no de la misma manera. Yo tena ganas de tantear mi pantaln entre las piernas, pera no me atreva; miraba ai belga arqueado sobre sus piernas, dueiio de sus msculos- y que poda pensar en e! Nosotros estbamos all, tres sombras pri Termin por aproximarse ai pequeno Juan. Si obr por caridad fue la sola y nica vez que lo hizo en toda la noche. Acarici el crneo y e!
El chico se dejaba hacer, sin sacarle los ojos de encima; luego, de pronto,! Mantena la mano dei belga entre las dos 'Syas, y no tenan nada de agradable esas dos pinzas grises que estrechaban aquella mano gruesa y rojiza.
Yo sospechaba lo que iba a ocurrir y Tom deba sospecharlo tambin; pero el belga no sospechaba nada y sonrea paternalmente. AI cabo de un rato el chico llev la gruesa pata gorda a su boca y quiso morderia. El belga se desasi vivamente y retrocedi hasta el muro titubeando.
Nos mir con horror durante un segundo, de pronto debi comprender que no ramos hombres como l. Me ech a rer, y uno de los guardianes se sobresalt. El otro se haba dormido, sus ojos, muy abiertos, estaban blancos. Me senta a la vez cansado y sobreexcitado. No quera pensar ms en lo que ocurrira al alba, en la muerte.
Aquello no vena bien con nada, slo encontraba algunas palabras y el vaco. Pero en cuanto trataba de pensar en otra cosa, vea asestados contra m canos de fusiles. Quizs veinte veces seguidas viv mi ejecucin; hasta una vez cre que era real: deb de adormecerme durante un minuto. Me llevaban hasta el muro y yo me debata, les peda perdn.
Me despert con sobresalto y mir ai belga; tem haber gri-. Pero se alisaba e! Si hubiera querido creo que hubiera podido dormir un momento: haca cuarenta Y acho horas que velaba: estaba agotado. Tema adems sufrir pesadfllas. Me levant, me puse a pasear de arriba abajo y para cambiar de idea me puse a pensar en mi vida pasada.
Acudieron a m, mezclados, una multitud de recuerdos. Haba entre ellos buenos Y malas - o ai menos as los llamaba yo antes-. Haba rastros e historias. Volv a ver la cara de un pequeno novillero que se haba dejado cornear en Valencia, la de uno de mis tos, la de Ramn Gris. Recordaba algunas historias: cmo haba estado desocupado durante tres meses en , cmo casi haba reventado de hambre.
Me acord de una noche que pas en un banco de Granada; no haba comido haca tres das, estaba rabioso, no quera reventar. Eso me hizo sonrer. Qmse libertar a Espana, admiraba a Pi y Margall, me adher al movimiento anarquista, habl en reuniones pblicas: tomaba todo en serio como si fuera inmortal.
Tuve en ese momento la impresin de que tena toda mi vida ante m y pens: "Es una maldita mentira". Nada vala puesto que terminaba. Mi vida es-. Intent durante un momento juzgarla. Tom grun: -No tengo a nadie. Yo no respond nada. Tom esper un momento, luego me pregunt con curiosidad. Detestaba esa tierna complicidad; era culpa ma, la noche precedente haba hablado de Concha hubiera debido contenerme. Estaba con ella desd; haca un ano. La vspera me hubiera todava cortado un brazo a hachazos para volver a veria cinco minutos.
Por eso habl de ella, era ms fuerte que yo. Ni siquiera hubiera querido abrazarla: m1 cuerpo me horrorizaba porque se haba vuelto gris y sudaba, y no estaba seguro de no tener tam-. Cuando sepa mi muerre Concha llorar; durante algunos meses no sentir ya gusto por la vida. Pero en cualquier forma era yo quien iba a morir. Pens en sus ojos bellos y riernos. Cuando me miraba, algo pasaba de ella a m. Pens que eso haba terminado: si me miraba ahora su mirada permanecera en sus ojos, no llegara hasta m.
Estaba solo. Tom rambin estaba solo, pero no de la misma manera. Se haba sentado a horcajadas y se haba puesto a mirar el banco con una especie de sonrisa, pareca asombrado. Avanz la mano y toc la madera con precaucin, como si hubiera temido romper algo, retir en seguida vivamente la mano y se estremeci. Si hubiera sido Tom no me hubiera divertido en tocar el banco; era todava comedia irlandesa, pero encontraba tambin que los objetos renan un aire raro; eran ms barrosos, menos densos que de costumbre.
Basraba que mirara e! Naturalmente no poda pensar con claridad en mi muerte, pero la vea en todas partes, en las cosas, en la manera en que las cosas haban retrocedido y se mantenan a distancia, discretamente, como gente que habla bajo a la cabecera de un moribundo. Era su muerte lo que Tom acababa de rocar sobre el banco. No tena ms a nadie, en cierto sentido estaba tranquilo. Pero era una calma horrible, a Estaba obligado a tocaria y a miraria para saber lo que haca como si hubiera sido el cuerpo de otro.
Por momentos todava lo senta, senta algunos deslizamientos, especies de vuelcos, como cuando un avin entra en picada, o bien senta latir mi corazn. Pera esta no me tranquilizaba; todo lo que vena de mi cuerpo tena un aire suciamente sospechoso.
La mayora de! Tena la impresin de estar ligado a un gusano enorme. En un momento dado tante mi pantaln y sent que estaba hmedo, no saba si estaba mojado con sudor o con orina, pera por precaucin fui a orinar sobre e! Dijo: -Son las tres y media. Debi de hacerlo expresamente. Tom salt en e!
Se retorca Ias manos, suplicaba: - ;No quiero morir, no quiero morir! Corri por todo e! En realidad no vala la pena; e! Cuando m stqmera hay fiebre, es ms grave. Vi perfectamente que tena lstima de s mismo; no pensaba en la muerte.
Un segundo, un solo segundo, tuve tambin deseos de llorar, de 11? Pera lo que ocurno fue lo contrario: arroj una mirada sobre e! Me dije: "Quiero morir vahentemente". Tom se levant se puso justo debajo de la abertura redonda y se puso a esperar el da. Pera, por encima de todo, desde que el mdico nos haba dicho la hora, yo senta e!
Era todava oscuro cuando escuche la voz de Tom: -tLos oyes? Algunos tipos marchaban por el patio. Sin embargo no pueden tirar de noche.
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